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Una “escuela para hombres” enseña a cambiar pañales y hacer colas de caballo

At a one-day workshop run by the Care School for Men in Bogotá, Colombia, male medical students at Sanitas University learn how to cradle a baby. This class of participants consists of medical students, but the usual enrollees are dads of all types.
Ben de la Cruz/NPR
At a one-day workshop run by the Care School for Men in Bogotá, Colombia, male medical students at Sanitas University learn how to cradle a baby. This class of participants consists of medical students, but the usual enrollees are dads of all types.

Updated August 20, 2024 at 12:01 PM ET

BOGOTÁ, Colombia — Cuando inician las clases en la Universidad Sanitas, un grupo de jóvenes reúne los materiales que necesitarán para la lección: una muñeca de plástico, cremas para tratar la dermatitis en los bebés y unos pañales.

Felipe Contreras, el profesor de 30 años, guía a los hombres por los pasos. Primero, los estudiantes le dan un nombre a las muñecas para crear un vínculo con el bebé. Luego, les limpian el trasero, cambian el pañal, aplican la pomada y para finalizar, acunan a la muñeca, recordando sujetar suavemente su cabeza.

En la Escuela de Hombres al Cuidado, un programa innovador de la Alcaldía de Bogotá, los hombres aprenden a cuidar de sus familias, sus hogares y sobre todo a asumir su parte en las tareas domésticas, desde cambiar un pañal hasta realizar un peinado. En esta última clase participan estudiantes de medicina, pero habitualmente los alumnos matriculados son padres de familia.

El programa, el primero de su tipo en Colombia, aborda uno de los aspectos más persistentes de la desigualdad de género a nivel mundial. En países de todo el mundo, las mujeres asumen tres cuartos de todos los cuidados no remunerados, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo.

Changing a diaper is one of the fundamental skills that men learn at the Care School.
/ Ben de la Cruz/NPR
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Ben de la Cruz/NPR
Cambiar un pañal es una de las habilidades fundamentales que los hombres aprenden en la Escuela de Hombres.

En Bogotá, por ejemplo, las mujeres dedican un promedio de cinco horas y 30 minutos al día al trabajo no remunerado, más del doble de tiempo que los hombres, según un estudio de 2017 realizado por el DANE*. La repartición desigual del trabajo doméstico reduce el tiempo que las mujeres dedican al trabajo remunerado, la educación, el autocuidado y eleva las tasas de feminización de la pobreza, según un estudio publicado en el Journal of Global Health.

Incluso, cuando las mujeres ingresan a la fuerza laboral en mayor número y obtienen mejores salarios, expertos colombianos dicen que la brecha de género a nivel nacional se ha mantenido casi igual debido a las expectativas sociales para cada género. Según el educador Juan David Cortés, líder de estrategia de la Escuela de Hombres al Cuidado, las creencias culturales predominantes dictan "que las mujeres están naturalmente mejor preparadas para las tareas domésticas y el cuidado, mientras que los hombres están mejor preparados para el trabajo remunerado fuera del hogar".

Pero la Escuela de Hombres al Cuidado cree que se pueden transformar estas normas.

Nace una escuela

La idea de la escuela se originó, en parte, por adversidades que surgieron en la pandemia de COVID-19. Cuando las madres, quienes suelen encargarse de todos los cuidados familiares, se enfermaban o, en los peores casos, morían a raíz del virus, los hombres asumían su papel. Estos padres llamaban de manera angustiada a una línea para hombres, administrada por la ciudad y promocionada en línea, para pedir apoyo.

"Llamaban con el dolor de perder a sus parejas pero también con la frustración de no poder hacerse cargo de sus hijos", dice Cortés.

Debido a que muchos hombres no aprendieron desde pequeños a cuidar de otros ni tampoco se les impuso esa expectativa, los hombres que llamaban a la línea reportaban que no sabían qué hacer, dice Cortés. En el 2021, la escuela abrió para brindarle a los hombres habilidades básicas de cuidado y para generar confianza.

Mannequin heads offer a chance for men to practice hairstyling. Luis Rodríguez (second from left), a medical student, says the lesson made him appreciate his mom's workload at home. As for ponytails, he said he'd tried to do his sister's hair before, but this was the first time he felt confident about the result. "It looked really, really good, the way my mom does it," he says.
/ Ben de la Cruz/NPR
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Ben de la Cruz/NPR
Las cabezas de maniquí ofrecen a los hombres la oportunidad de practicar a hacer un peinado. Luis Rodríguez (segundo a la izquierda), estudiante de medicina, dice que con la clase, aprendió a valorar el trabajo de su madre en casa. En cuanto a las coletas, dijo que había intentado peinar a su hermana antes, pero que esta era la primera vez que se sentía seguro del resultado. “Se veía muy, muy bien, de la misma manera en que lo hace mi mamá”, dice.

En las clases de duración de un día, los estudiantes practican cómo cambiar pañales y peinar muñecas y maniquíes. En programas de duración más larga, de seis a ocho sesiones, los estudiantes se instruyen en lavar el baño, planchar la ropa y lavar los platos. La capacitación también se complementa de conversaciones que cuestionan las normas de género y las nociones tradicionales de masculinidad.

"Algo fundamental de lo que hablamos en el programa es que hay diversas formas de ser hombres, sin tener que cumplir expectativas", dice Cortés.

No eres el único que necesita un tutorial sobre pañales

El enfoque en los hombres en el programa sigue una tendencia global. Durante más de cuatro décadas, organizaciones sin fines de lucro en Estados Unidos han ofrecido capacitaciones para apoyar a hombres en su transición a la paternidad, un modelo que han llevado a países alrededor del mundo. Un estudio realizado por Equimundo, un instituto de investigación centrado en la igualdad de género, analizó ocho programas de este tipo en 12 países y encontró que eran eficaces para cambiar positivamente las actitudes y comportamientos de los hombres hacia el cuidado infantil.

Nelson Alexander Yaguara pretends to wave away the stink of a soiled baby diaper at a pop-up workshop in Bogotá's San Cristóbal neighborhood.
/ Ben de la Cruz/NPR
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Ben de la Cruz/NPR
Nelson Alexander Yaguara finge alejar con la mano el olor de un pañal sucio en un taller de un día en el barrio de San Cristóbal de Bogotá.

La Escuela de Hombres se inspira en este modelo y a la vez va más allá del alcance de un programa de paternidad al invitar a hombres de todas las edades a ser cuidadores. También es un programa de la ciudad, lo que amplifica su alcance. Desde el 2021, la alcaldía ha gastado el equivalente a medio millón de dólares en el programa.

A pesar de que la matrícula de estudiantes fue baja al inicio, en el 2022, logró repuntar. Desde entonces, 7.300 hombres han asistido a clases presenciales, según Cortés. Otros 50.000 han completado la versión virtual del curso y 160.000 han visto una serie pedagógica sobre el cuidado creado por la alcaldía.

En parte, las tasas de participación se deben a que el programa se ha vinculado con instituciones privadas que llevan las clases gratuitas a universidades, oficinas, centros comunitarios e incluso prisiones.

"[We're] framing this as an opportunity to not only reduce gender gaps but also to improve relationships with our partners, with our families," says Juan David Cortés, the Care School for Men's strategy leader.
/ Ben de la Cruz/NPR
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Ben de la Cruz/NPR
"[Estamos] enmarcando esto como una oportunidad no solo para reducir las brechas de género sino también para mejorar las relaciones con nuestras parejas, con nuestras familias”, dice Juan David Cortés, líder estratégico de la Escuela de Hombres al Cuidado.

Según Cortés, hay otra ventaja: el mensaje del programa. Hombres quienes son nuevos al cuidado suelen ser ridiculizados por sus compañeros masculinos por participar en actividades generalmente asociadas con las mujeres, e incluso pueden ser criticados por sus parejas por ser deficientes en sus habilidades del cuidado.

Sin embargo, la Escuela de Hombres adopta un enfoque diferente. La alcaldía ha diseñado el taller para que sea "educativo y divertido", involucrando a los participantes en ejercicios que son llamativos pero desafiantes.

El ambiente general también es animador. En un taller realizado en septiembre en la Universidad Sanitas, los profesores, todos ellos jóvenes y hombres, premiaban a los participantes con delantales, artículos de limpieza, bolsas de supermercado reutilizables y otros objetos para incentivar a los hombres a involucrarse más en las tareas domésticas. Los estudiantes se reían entre ellos, bromeaban que los muñecos se parecían a sus respectivos "padres" y se burlaban del otro cuando cometían errores. El profesor alentaba a los alumnos con sus propios chistes.

The Care School for Men set up a pop-up workshop at the community center in Bogotá's San Cristóbal neighborhood.
/ Ben de la Cruz/NPR
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Ben de la Cruz/NPR
La Escuela de Hombres al Cuidado montó un taller de un día en el centro comunitario del barrio San Cristóbal de Bogotá.

"Ten cuidado", decía el instructor Contreras, burlándose de un participante que levantaba el bebé de plástico por la muñeca. "Si sostienes al bebé por el brazo, se le va a caer".

Cuando los estudiantes admitían no saber cambiar un pañal, Contreras enfatiza que no son los únicos.

Los diseñadores del programa también señalan que hay beneficios no sólo para las familias sino también para los hombres.

"[Hemos planteado] esto como una oportunidad, no sólo para reducir las brechas de género sino también para mejorar las relaciones con nuestras parejas y nuestras familias", dice Cortés.

Es un argumento que ha resonado con Ferley Sáenz, coordinador de Transmilenio y papá de 40 años, quien participó en el programa de seis sesiones de la Escuela de Hombres. Junto con 21 compañeros de trabajo, Sáenz se inscribió inicialmente en el programa para mejorar su manejo del estrés, pero le dio satisfacción participar en debates sobre el cuidado y la masculinidad.

Un padre se reencuentra con sus hijos

Ferley Sáenz, a 40-year-old coordinator of Bogotá's transportation system, dresses his son Jeronimo for the day. Sáenz admits that his wife assumes most of the child care and household chores. For years, he considered this the norm, spending most of his days at work or with friends. Now he's trying to step up.
/ Carlos Saavedra para NPR
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Carlos Saavedra for NPR
Ferley Sáenz, el coordinador de 40 años del sistema de transporte de Bogotá, viste a su hijo Jerónimo para el día. Sáenz admite que su esposa asume la mayor parte del cuidado de sus hijos y de las tareas del hogar. Durante años, consideró que esto era la norma y pasaba la mayor parte de sus días en el trabajo o con amigos. Ahora está tratando de ser un padre activo.

Esposo y padre de dos hijos, Sáenz admite que su esposa asume la mayor parte del cuidado de los niños y las tareas del hogar. Durante años, consideró que esto era lo normal y pasaba sus días en el trabajo o con sus amigos. Pero al pasar el tiempo, su hijo mayor de 7 años, Martín, comenzó a alejarse y lloraba cada vez que su madre los dejaba solos. Su relación se deterioró hasta que Sáenz ya no podía comer con Martín ni jugar con él o dejarlo en la guardería sin que su esposa estuviera presente.

"Me sentí como un extraño en mi propia casa", dice Sáenz.

En la Escuela de Hombres, los profesores convencieron a Sáenz que era necesario asumir un papel más activo en el hogar para reparar la relación con su hijo.

Desde que terminó el programa, Sáenz dice que ser un mejor padre se ha convertido en su prioridad. Ayuda a Martin con su tarea en la casa y participa en las reuniones de padres. Los fines de semanas, asume el cuidado de los niños por unas horas mientras que su esposa, quien es cuidadora de tiempo completo, disfruta un tiempo de ocio.

“Dedicarles tiempo de calidad [a mis hijos], participar en su proceso de desarrollo y aprendizaje, nos ha hecho más cercanos. Mi hijo mayor me cuenta su día en el colegio, cosa que no hacía antes”, dijo Sáenz. "Es una sensación increíble".

Ferley Sáenz and his wife, María Alejandra López, now divide up household chores. Here, Sáenz washes the dishes while López tidies up the living room.
/ Carlos Saavedra para NPR
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Carlos Saavedra for NPR
Ferley Sáenz y su esposa, María Alejandra López, ahora se dividen las tareas del hogar. Aquí, Sáenz lava los platos mientras López ordena la sala.

Si bien los relatos individuales de los participantes del programa son prometedores, Cortés dice que el objetivo del programa es transformar las actitudes hacia el cuidado de la sociedad social, una meta que requerirá años de esfuerzo. Él espera que en los próximos seis años el programa se expanda para cubrir al 40% de la población masculina de Bogotá, lo que representa un desafío enorme para la alcaldía considerando que menos del 1% está inscrito actualmente.

"Esto es como cultivar una planta de bambú. Hasta ahora estamos sembrando la semilla", dijo Cortés. Carlos Galán, el nuevo alcalde de Bogotá quien se posesionó en enero, se ha comprometido a defender la igualdad de género y ha respaldado el programa iniciado por su predecesora, dice Cortés.

Brigid Schulte, directora del Better Life Lab, un programa de justicia trabajo-familia de New America, un grupo de expertos sin afiliación política, dice: "Si los hombres que asisten a estas clases se convierten en socios más igualitarios en sus familias, eso es un éxito en el ámbito privado". Ella enfatiza que "si quieres crecer y ver más familias y marcar una diferencia en la igualdad de género, entonces absolutamente tienes que seguir eso con políticas públicas y un cambio de cultura en el lugar de trabajo".

Ferley Sáenz credits the Care School for Men with making him a better dad. Here he poses with his sons, Jeronimo and Martin, and his wife, María Alejandra López.
/ Carlos Saavedra para NPR
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Carlos Saavedra for NPR
Ferley Sáenz reconoce a las clases de la Escuela de Hombres al Cuidado por convertirlo en un mejor padre. Aquí posa con sus hijos, Jerónimo y Martín, y su esposa, María Alejandra López.

Para cumplir sus objetivos a largo plazo, la Escuela de Hombres al Cuidado está organizando talleres itinerantes que recorren por la ciudad, como el de la Universidad Sanitas, para reclutar nuevos participantes. Luis Rodríguez, un estudiante de medicina de 17 años, se detuvo para asistir a una lección de la Escuela de Hombres, alentado por sus amigos. Rodríguez dice que nunca había reflexionado sobre el cargo de trabajo de su madre, quien cuida a Rodríguez, su padre y su hermana menor.

Pero mientras desenredaba los cabellos de un maniquí en la Escuela de Hombres, pensaba en la larga lista de tareas que maneja su madre. Dice que sintió la necesidad de hacer más en casa.

Rodríguez recogió el cabello del maniquí en una banda elástica y lo desenredó con un cepillo. Volvió a mirar la muñeca, sonriente con orgullo. Aunque había intentado peinar a su hermana anteriormente, esta era la primera vez que se sentía seguro del resultado final. "Se veía muy, muy bien, como lo hace mi mamá", dice.

Y ahora se pregunta: "Yo qué más puedo hacer".

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